Que en paz descanse.
Que en paz descanse la vida que perdimos:
Las oportunidades desperdiciadas,
las personas que olvidamos,
los momentos que vivimos.
Luego ignoramos, los sentimientos que nunca expresamos,
los besos, abrazos que nunca dimos,
las miradas y las sonrisas que no devolvimos.
La vida es un mundo de posibilidades, buenas, malas y regulares.
Una decisión puede transformar nuestras vidas,
por eso todo lo que no sucedió, se olvidó, se expresó,
tal vez nunca existió.
Se debe dar vuelta a la página y continuar,
para algunos, seguir en ese constante devenir,
cayendo en ese vacío infinito que carcome el alma,
desgarra las entrañas y la vida se va desmoronando.
Que en paz descansen esas personas que perdimos,
esas personas que por orgullo no escuchamos,
no disfrutamos y no apreciamos su humanidad.
Porque como pensaba Heidegger,
la muerte nos hace auténticos, únicos e irrepetibles.
Solo por esto, los dioses nos envidian,
morimos y nos vamos de este mundo hacia la nada,
pero en la nada nos reunimos con todo lo que no hicimos,
esa vida, esas personas y esas posibilidades perdidas.
Que en paz descansen los que ya no están,
porque el verdadero sufrimiento es en vida,
la indiferencia, la ausencia, la soledad,
porque cualquier instante puede ser último,
pero podemos elegir si nos vamos con una sonrisa o una lágrima.
Bienaventurados sean los que aman la vida,
para algunos ya es demasiado tarde...
Jeisson Padilla.
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